sábado, 25 de julio de 2015

Emociones dispersas

Cuando nos invade ese sentimiento de alegría, necesitamos esa punzada de dolor, ¿será que estamos acostumbrados a estar tristes o acongojados por eso no le damos paso a la alegría de manera completa? O se nos enseño a vivir así de manera preocupada sin momentos de felicidad extensos? O estamos tan idiotizados a las malas pasadas de la vida que lo bueno siempre termina sorprendiéndonos?eres uno de esos que cuando esta pleno y feliz se pregunta cuando pasara eso trágico y doloroso?eres también uno de esos que le teme a la felicidad? Estas acostumbrado al dolor o a sentirte triste?Por mucho que estemos acostumbrados a ese dolor debemos  reír a carcajadas debemos amar sin condiciones, debemos reír frente a lo gris  , y acostumbrarnos poco a poco a que la felicidad o los momentos de felicidad si son parte de nuestra  vida, porque condenarse a sufrir o a sentirse triste ? aunque la vida nos arrebate amores o seres queridos, aunque nos haga sentir lo humano y fragiles que somos jamas debemos olvidar esos momentos donde reir nosd causaba dolor de estomago donde una caricia era mas importante que un adios ,todas las personas que entran a nuestra vida lo hacen para enseñarnos, debemos quedarnos con esa sensacion y seguir tras nuestros momentos de alegria 

martes, 14 de abril de 2015

Pánico

Tenía 23 años la primera vez que sufrí un ataque cardíaco o al menos eso pensaba yo. Estaba intentando conciliar el sueño cuando sentí que no podía respirar, mi corazón latía con fuerza y no sentía mi brazo izquierdo, el terror invadía cada parte de mi cuerpo, la sensación de in infarto no me dejaba vivir... Moriré de un infarto, me repetía vez tras vez. Sentía mi cuerpo y mi mente morir lentamente...

Tengo 26 años y no he muerto de un ataque cardíaco, pero me siento como ese alcohólico que lucha día a día por no beber alcohol, estoy aquí, en rehabilitación del pánico cada minuto, cada hora de mi vida..,

lunes, 9 de febrero de 2015

Nostalgia

Benedetti escribió cierta vez:
"Después de todo la nostalgia existe, aunque no lloremos en los andenes fantasmales, ni sobre las almohadas de candor, ni bajo el cielo opaco"
Todos en algún momento hemos sentido nostalgia, quizás por un lugar, por una persona, por una comida, por ciertas situaciones, por algunos momentos de felicidad que ya pasaron.

A veces es bueno recordar y sentir nostalgia eso nos hace humanos, eso nos hace reales, pero tal como dice Benedetti es algo que se siente profundo en el alma que no se transmite y que no dura, porque son simplemente recuerdos de cosas que ya no están, que ya no existen. La nostalgia es momentánea, viene remece tu mundo, pero luego de un rato volvemos en si para seguir con nuestra vida para disfrutar un presente para generar aún más y nuevos recuerdos que después con el paso de los años convertiremos en nostalgias. 

lunes, 26 de enero de 2015

Post mortem

Siempre me he preguntado qué pasa con nuestra alma y nuestros recuerdos a la hora de morir. ¿Será cierto lo que dice la biblia eso de que “ polvo eres y al polvo volverás”¿No queda nada de nosotros en esta tierra? ¿No existe una vida espiritual, un alma, o una próxima vida por vivir? ¿Tan solo nos reducimos al polvo?
Me cuesta creer que la muerte tenga esa facilidad de llevarse lo mejor de nuestras vidas y también lo peor. Si soy sincera me daría terror morir y ser un ente por decirle así, un ente que pueda pasearse por el mundo de los vivos sin dar mayor señal de su presencia, odiaría ver a mi familia sufriendo y odiaría aún más que con el paso del tiempo todas mis vivencias no fuesen más que recuerdos.
No es fácil olvidar, olvidamos a personas que aún viven y es aún más fácil olvidar a quienes se han dormido en la muerte, somos frágiles en todo sentido, pero lo somos aún más cuando se trata de olvidar. El paso del tiempo es implacable y lo de que hoy tanto duele con el pasar de los días va pasando.
Me siento inconsecuente al querer seguir una vida más después de la muerte, y a la vez ser solo polvo. Se vuelve difícil tratar de poner un orden a los pensamientos más si se trata de la muerte. Está claro que no estamos hechos para la pérdida de un ser querido y quizá tampoco estamos hechos para una vida eterna.
Pienso en lo caótico que sería mi mente si tuviese la opción de ser un alma en pena, quizá la muerte solo sea un eterno descanso, descanso a las malas decisiones, a la difícil vida, al sufrimiento, a carencias afectivas, o dolores del alma. Un descanso a tanta pensadera un descanso a los dolores de la vida.

Pero sigo insistiendo que sería interesante poder tener ese descanso eterno, sin sufrimientos… pero si con cada foto, con cada olor, con cada recuerdo que alguna vez nos hizo sentir tan vivos. La muerte debería ser el equilibrio perfecto entre lo mejor que tuvimos en vida y ese tan ansiado descanso eterno. 

viernes, 23 de enero de 2015

¿Cuántas veces se puede romper un corazón?

Lo primero que pensamos al leer una pregunta así, es cuantas veces nos han roto el corazón
Las veces que hemos sufrido, las veces que hemos quedado sin respiración al ver como la persona que amamos se aleja de nuestro lado.
En nuestro infinito egoísmo pensamos en cada situación en cada palabra y en cada acontecimiento que uso nuestro antiguo amor para hacernos sufrir, y tomamos toda esa negatividad para sacar a esa persona de nuestra mente, pero mi pregunta radica en ¿si alguna vez nos hemos preguntado cuantas veces hemos sido nosotros los que hemos roto un corazón?
Y no solamente con una ruptura, si no con hechos con palabras, con desintereses, estoy sumamente convencida que el amor o una relación se acaba por culpa de dos personas que no supieron cuidar ni regar esa flor, es obvio que en ciertas relaciones es un uno el que se encarga de matar el amor, pero la mayoría de las veces es partes iguales.

Las relaciones afectivas y más las amorosas nos hacen crecer como personas, madurar y tratar de ser mejores aun con las siguientes personas que nos topemos en nuestra vida.

jueves, 22 de enero de 2015

Amor de madre

Eran las cinco treinta de la tarde, estaba recostada viendo 
uprograma de televisión. Con treinta y nueve semanas de 
embarazo mi movilidad ya era algo lenta. Con un embarazo algo difícil y el poco apego al ser que venía en camino hacían todo más complicado.
Sentí un pequeño dolor en el vientre, había leído lo suficiente como para reconocer las contracciones, tomé aire y pensé que ya era hora, calculé el tiempo entre cada contracción y al ver que eran cada vez más seguidas fui a hospital acompañada de mi madre. Llegué con trabajo de parto, pasaron cinco… Sólo cinco horas desde mi primera contracción. Cuando ya estaba lista para pujar, en mis adentro sólo quería que todo acabara, seguí pujando con mucho dolor, escuché la voz de la matrona gritando que pujara, que mi hijo estaba sufriendo, en ese momento, el saber que él sufría hizo que reaccionara… Pujé con todas mis fuerzas y al sentirlo llorar, al sentirlo en mi pecho, supe que estaba destinada a amarlo por siempre.