jueves, 22 de enero de 2015

Amor de madre

Eran las cinco treinta de la tarde, estaba recostada viendo 
uprograma de televisión. Con treinta y nueve semanas de 
embarazo mi movilidad ya era algo lenta. Con un embarazo algo difícil y el poco apego al ser que venía en camino hacían todo más complicado.
Sentí un pequeño dolor en el vientre, había leído lo suficiente como para reconocer las contracciones, tomé aire y pensé que ya era hora, calculé el tiempo entre cada contracción y al ver que eran cada vez más seguidas fui a hospital acompañada de mi madre. Llegué con trabajo de parto, pasaron cinco… Sólo cinco horas desde mi primera contracción. Cuando ya estaba lista para pujar, en mis adentro sólo quería que todo acabara, seguí pujando con mucho dolor, escuché la voz de la matrona gritando que pujara, que mi hijo estaba sufriendo, en ese momento, el saber que él sufría hizo que reaccionara… Pujé con todas mis fuerzas y al sentirlo llorar, al sentirlo en mi pecho, supe que estaba destinada a amarlo por siempre.

            

1 comentario: